Alex de la Iglesia abandona el esperpento que le caracteriza y se embarca en una adaptación literaria que sólo sirve para demostrar que hacer un thriller del montón no es tan fácil como parece. Siguiendo la línea marcada por 800 balas y Crimen ferpecto, la película tiene algún destello aquí y allá que no logra ocultar un guión flojísimo.
Un estudiante americano llega a Oxford para que un célebre profesor sea el tutor de su tesis. Juntos tendrán que investigar unos misteriosos crímenes en serie. Los problemas de la película llegan desde el inicio, todo el mundo que se cruza con Martin, Elijah Wood, le dice que no logrará que Seldom, John Hurt, sea su tutor. Así que después de cruzar medio mundo y pasar más de media hora de película, decide coger los bártulos y volver a casa sin ni siquiera hablar con Seldom (¿?). En ese momento se produce el primer asesinato y los dos protagonistas coinciden en la escena del crimen.
A partir de ahí los dos juntos se dedican a investigar ese asesinato sin que sepamos en ningún momento qué se les ha perdido a ellos allí. Ni son sospechosos, ni están amenazados por el criminal, ni nada de nada. Simplemente se dedican a investigar como podrían irse de camping o a un partido de la Premier League.
Luego empiezan a aparecer algunos sospechosos que se caracterizan por poner miradas aviesas y tener cara de locos. Y así se van sucediendo las escenas con un ritmo cada vez más cansino, muchas de ellas con escaso sentido de la continuidad. Porque la realidad es que todos estos personajes son pura paja, al igual que el de Lorna, Leonor Watling. Ella se enamora de Martin porque lo pone el guión y está allí para enseñar cacho, porque su personaje no aporta absolutamente nada a la trama.
Y así entre pitos y flautas llegamos a un desenlace que deja algunos apuntes filosóficos interesantes, pero que es totalmente insuficiente, no ya para provocar siquiera la idea de volver a ver la película alguna otra vez, si no para recordarla más allá de la semana que viene. Recomendada para los que miran las soluciones de los crucigramas.
Un estudiante americano llega a Oxford para que un célebre profesor sea el tutor de su tesis. Juntos tendrán que investigar unos misteriosos crímenes en serie. Los problemas de la película llegan desde el inicio, todo el mundo que se cruza con Martin, Elijah Wood, le dice que no logrará que Seldom, John Hurt, sea su tutor. Así que después de cruzar medio mundo y pasar más de media hora de película, decide coger los bártulos y volver a casa sin ni siquiera hablar con Seldom (¿?). En ese momento se produce el primer asesinato y los dos protagonistas coinciden en la escena del crimen.
A partir de ahí los dos juntos se dedican a investigar ese asesinato sin que sepamos en ningún momento qué se les ha perdido a ellos allí. Ni son sospechosos, ni están amenazados por el criminal, ni nada de nada. Simplemente se dedican a investigar como podrían irse de camping o a un partido de la Premier League.
Luego empiezan a aparecer algunos sospechosos que se caracterizan por poner miradas aviesas y tener cara de locos. Y así se van sucediendo las escenas con un ritmo cada vez más cansino, muchas de ellas con escaso sentido de la continuidad. Porque la realidad es que todos estos personajes son pura paja, al igual que el de Lorna, Leonor Watling. Ella se enamora de Martin porque lo pone el guión y está allí para enseñar cacho, porque su personaje no aporta absolutamente nada a la trama.
Y así entre pitos y flautas llegamos a un desenlace que deja algunos apuntes filosóficos interesantes, pero que es totalmente insuficiente, no ya para provocar siquiera la idea de volver a ver la película alguna otra vez, si no para recordarla más allá de la semana que viene. Recomendada para los que miran las soluciones de los crucigramas.