06 febrero 2007

Apocalypto

Apocalypto es una película de aventuras. Los que vayan buscando un documental sobre los mayas que no se molesten porque los guionistas han picoteado aquí y allá para armar una historia que demuestre la hipótesis con la empieza la película. El que quiera se puede poner a buscar paralelismo o a disfrutar del espéctaculo.


A Mel Gibson le han salido cientos de personas con las vestiduras rasgadas por el retrato de los mayas. Parece ser que no eran más que unos simpáticos indios que corrían por la selva como María lo hacía por Austria en Sonrisas y lágrimas.

¿Qué hay cosas mal representadas y algún apaño para que todo cuadre? Seguro. Pero todas las películas históricas lo han hecho siempre en busca del espectáculo. Desde Cleopatra hasta Gladiator, por más que algunas se intenten colgarse medallas de ser muy fieles.


De un tiempo a esta parte me siento como un inculto. Cada vez que se hace un estreno resulta que todo el mundo es experto en la materia. Todos saben más que nadie de los romanos, de Alejandro Magno, de María Antonieta, de los mayas, de Johnny Cash, de Ray, de Leonardo Da Vici, de la fusión nuclear y de como quitar las manchas de las picotas. Pero yo en concreto de los mayas no tengo mucha idea y la verdad no me interesa de cara a la película.

En Apocalypto o Acorralado en la selva esmeralda, los buenos son unos y los malos los mayas. Lo único importante es si la acción tiene ritmo y las más de dos horas no se notan. En ese punto la película triunfa. Es muy entretenida y no se hace larga a pesar de que uno sabe lo que va a pasar. Se ha hablado largo y tendido de que la película es gore. Quién la defina como gore no ha visto gore en su vida. El que se saquen unos cuantos corazones y se corten cabezas no convierte algo gore, de hecho en Indiana Jones y el templo maldito la extracción del corazón es mucho más fuerte, además se muestra, al contrario que aquí. Sí que hay sangre a borbotones pero si se pegan bastonazos en la cabeza no creo que nadie esperara que saltara confeti.


Resulta curioso como Mel Gibson ha conseguido que en todo el mundo la gente lea subtítulos sin polémicas con esta forma radical de entender el cine que esta siguiendo. Esperemos que además de Clint Eastwood con Cartas desde Iwo Jima los directores se animen y la V.O. deje de estar desplazada a salas que en muchas ocasiones tienen poco de cines.

2 comentarios:

SisterBoy dijo...

Epale ¿y de La ciencia de los sueños no vas a decir nada?

Adán dijo...

De acuerdo, me extenderé sobre ella en al nueva sección de críticas a la carta.