23 agosto 2006

Pasado de vueltas

Esta es la segunda colaboración de Will Ferrell y Adam McKay. Los dos escriben el guión y luego el primero lo protagoniza mientras el otro dirige el invento. Además de sintonizar en el tipo de humor que gastan, les encantan los nombres largos para sus películas, luego llega el tío Paco con la rebaja y Anchorman: The legend of Ron Burgundy se queda en El reportero, mientras Talladega Nights: The ballad of Ricky Bobby se convierte en Pasado de vueltas.


Desde pequeño Ricky Bobby quiere correr. Con el paso de los años llega su oportunidad de ser una gran estrella y a partir ahí su vida dará muchas vueltas. La película se encuadra en el género de caída y auge aunque tiene alguna variación que se agradece.

Por la historia desfila toda la galería de estereotipos yanquis perfectamente odiables: patrioteros, incultos, paletos, homófobos, etc... Además no tiene ningún problema en reírse del American Way of Life y la meta de ser el número uno cueste lo cueste. Los europeos tampoco nos libramos de las chanzas sobre nuestro aire de superioridad sobre los americanos. Hay que reconocer que con mayor o menor gracia todo el mundo se va caliente a la cama.


Will Ferrell sale en casi todos los planos de la película secundado por John C. Reilly como su mejor amigo. Al igual que con Súper Nacho y Jack Black, el que odie a Ferrell no debería aparecer por las salas en que se proyecta la película. Después del desastre de Embrujada y su bochornoso cameo en De boda en boda el actor retoma un poco su estilo y se puede volver a disfrutar de sus gracias sin sentir vergüenza ajena.

La película prescinde de los cameos habituales de la pandilla, es decir, Steve Carell, Owen Wilson, Ben Stiller, etc... Parece ser que John C. Reilly se decidió por Pasado de vueltas en lugar de Manderlay. Si los rodajes de Lars Von Trier son tan plomizos como los resultados no me extraña la elección.

Quitando algún bajón la película mantiene un buen ritmo y las risas son constantes. Mención especial para el padre de Ricky Bobby con sus enseñanzas sobre la vida y la conducción. Las carreras cumplen su función con algún plano interesante aquí o allá, aunque alguna se hace un poco larga, supongo que para contentar a los fans de la NASCAR.

Recomendada para los que conducen con un pigüino con una ballesta.

2 comentarios:

Wally Week dijo...

Pues a lo mejor me animo a verla. A Will Ferrel le tenía un poco atravesado por De Boda en Boda, pero en Los Productores me gustó.

Adán dijo...

Will Ferrell es como una caja de bombones, nunca sabes el que te va a tocar.