25 junio 2007

Hostel 2

Eli Roth vuelve a rebuscar en los más oscuros rincones de Europa en la secuela de Hostel. A pesar de que se simplifica esta secuela diciendo que es una fotocopia con cambio de sexo, lo cierto es que hay varias diferencias que mejoran el resultado final. Por ejemplo, esta vez el cartel se corresponde con una escena de la película.


Si en la primera parte acompañábamos a dos americanos y a un islandés en sus vacaciones europeas, en este caso tenemos a tres americanas. Aunque Heather Matarazzo es tan fea como Björk y podemos hacerla pasar por la islandesa de la nueva hornada de víctimas. Después de un prólogo que nos termina de cerrar la primera parte pasamos a repetir el largo viaje de los protagonistas al matadero. Como novedad tendremos también a los futuros verdugos y el sistema de elección de los sacrificicados. Con este par de detalles se hace más llevadero que se vuelva a tardar en entrar en materia.


Otro cambio respecto a la primera parte es que la película está recorrida en todo su metraje por grandes dosis de humor negro, a mí me hizo gracia y a otros les parecerá repugnante. Pero si has entrado a ver Hostel 2 y no te va este humor te has equivocado de sala por mucho amigo. La escena de la segunda subasta tras el accidente con Whitney es de lo mejor de la película.


En la parte del gore también ha ido más lejos y esta vez ha dejado menos cosas en off. El baño de sangre es la mejor escena de película y el tratamiento que administra Beth a su compañero de fatigas convierte a Hostel 2, con el permiso de Hard Candy, en la película más dolorosa para el público masculino de los últimos años. Si bien la trama es todo lo previsible que se espera, desde quien se salva, hasta como se salva o quien es un asesino y quien un fanfarrón, todo se lleva con bastante ritmo y convierte esta secuela en una versión corregida y mejorada del original.

La frase: "Ya no quedan lugares seguros en Europa".