11 septiembre 2006

Clerks II

Clerks rompió moldes hace ya doce años. No tanto por su humor algo bestia como por hacer salir del armario al freak que todos llevamos dentro. Por muy diferentes que fueran las vidas de Dante Hicks y Randal Graves toda una generación podía identificarse con muchos de sus problemas, pero sobre todo con las interminables charlas sobre temas absurdos relacionados con cómics, películas o sexo.

Después de eso renegó de Mallrats (mucho mejor que casi todo lo que rodó después) y dio en la diana con Persiguiendo a Amy. Allí conjuntó a la perfección su humor con una historia de amor que redondeaba una gran comedia romántica. Una vez en la cumbre, empezó a deslizarse colina abajo y cada película era mejor que la siguiente pero peor que la anterior. Hasta llegar a Una chica de Jersey con la que empezaron a sonar todas las alarmas.

Kevin Smith se había hecho mayor, había pasado por la vicaría y había sido padre. De todo eso surgió una película tan pastelosa que está prohibida para diabéticos en más de 35 estados. Pero lo peor de todo era su desastroso guión. Ni corto ni perezoso el director ha decidido volver a su primer éxito para buscar la inspiración perdida.

Dante y Randal siguen con su vida como si nada hubiera pasado hasta que por causas ajenas a su voluntad deben cambiar el Quick Stop por una hamburguesería de mala muerte. Durante su último dia en Nueva Jersey, Dante tendrá que resolver sus asuntos pendientes antes de mudarse a Florida con su novia.


Randal no ha evolucionado, quiere vivir al día y seguir siendo el mismo, da igual qué pase por el mundo. Mientras tanto, Dante se deja arrastrar y se mueve más que nada por el qué dirán. Pero a pesar de que los dos intenten disimular, el mundo sigue avanzando y la nueva generación de freaks empuja para obtener su sitio bajo el sol. La Guerra de las Galaxias quedó atrás y El Señor de los Anillos es la nueva trilogía alrededor de la que se congregan las masas.

A partir de aquí, con una vuelta a su humor de siempre, Smith intenta reeditar Persiguiendo a Amy con suerte desigual. Si bien la mayoría de los gags funcionan, sobre todo la excepcional parodía de la saga de Peter Jackson (con ajuste de cuentas a George Lucas incluído) o los trolls de la novia de Elias, cuando el director se pone tierno la cosa está a punto de naufragar por su enorme previsibilidad.

El mayor problema es de casting. Me alegro de que Smith esté felizmente casado y adore a su esposa. Para él seguro que es la mujer más bonita del mundo pero no hace bien enfrentándola a Rosario Dawson. Si uno estuviera en la piel de Dante podría tardar un segundo en decidir que chica elegir estando borracho, en un día normal no se necesita más de una centésima de segundo para señalar a Dawson. Si la rival no tiene chicha (nunca mejor dicho) se te puede venir abajo el tinglado en cualquier momento, pero gracias a dios está Randal para equilibrar la balanza.


El otro problema de Smith es que tras su anterior patinazo parece que no está seguro de si quedan las cosas claras para el espectador. Y tras una de las mejores escenas, con Randal y Dante conduciendo unos karts con la BSO de Dos hombres y un destino de fondo, nos añade sin venir a cuento un discurso de Randal explicando todo cuando no hacía falta.

Afortunadamente en la confrontación final entre los protagonistas Smith salva la papeleta en una escena que podía haber tirado por la borda toda la película y el espectador sale con una sonrisa después de nueve años de decepciones, que se dice pronto.

La película queda como un homenaje a todos los Peter Pan que quedan en el mundo y entre los que Smith querría estar. Leyendo el periódico, charlando y viendo pasar la vida en el sitio más cómodo posible. Porque sin duda el color es bueno, pero tal vez la vida era mejor en B/N.


Recomendada para el lazarillo de Ana Frank y los amigos del erotismo entre especies.