30 agosto 2006

Silent Hill

Silent Hill, una de las sagas de videojuegos más rentables de Konami, ya tiene su película. Siempre que se adapta un videojuego el resultado suele ser para echarse a temblar, en este caso el espectador puede albergar de inicio alguna esperanza ya que Uwe Boll no está tras las cámaras.

Que nadie se vuelva loco tampoco. El director es Christophe Gans que tiene en su cuenta las infames Crying Freeman y El pacto de los lobos. En el guión aparece Roger Avary, rehabilitado con Las reglas del juego pero autor de la terrible Killing Zoe.


¿Si juntamos todo lo anterior que nos queda? Pues una película entretenida, lastrada por varias concesiones al mundo del videojuego, con un argumento discutible y un buen diseño de producción.

Yo solo jugué en su día unos diez minutos al primer Silent Hill. Lo que ocurría era que en un pueblo desaparecía todo el mundo, quedaba cubierto de una densa niebla y te tocaba averiguar que pasaba. En la película, tras un breve prólogo en el que una niña sonámbula habla de Silent Hill, la madre se la lleva al pueblo para ver que está ocurriendo. Aquí tenemos el primer interrogante, ¿qué clase de madre lleva a su hija a un pueblo fantasma? No es que lleguen allí de sopetón, es que lo busca en una web llamada Pueblos fantasmas de América.


A partir de aquí la madre y la hija se ven envueltas en un entorno de pesadilla que es lo mejor de la película. Se suceden las apariciones de multitud de monstruos cada cual más extraño que el anterior mientras se van desvelando los misterios de Silent Hill. Sin embargo la trama avanza en base a pistas, como si fuera un videojuego, hasta llegar a un flashback que nos cuenta el argumento. Nada aportan las correrías de las protagonistas o la trama paralela del padre adoptivo (que es totalmente prescindible).

Tras la revelación todo acaba como el rosario de la aurora y te quedas como estabas. Recomendada para excursionistas con linterna y madres adoptivas.

29 agosto 2006

Desayuno en Plutón

Abrieron las puertas de la sala y entré. La sesión anterior no había terminado, estaban los créditos. Gracias a este error de la gente del cine pude sobrellevar el visionado del último trabajo de Neil Jordan. Sabía que tarde o temprano acabaría, aunque hubo momentos en que pensé que esa tortura duraría siempre.


La película está escrita por el propio director y el escritor de la novela en que se basa. Supongo que de ella mantienen una narración dividida en capítulos que hacen que los 135 minutos se hagan todavía más largos. La historia narra la vida de Patrick Braden, un niño que fue abandonado al nacer, que le gusta vestirse de mujer y que le llamen Gatita (Kitten).

Desde un principio es totalmente misterioso saber que se está contando. No sabemos que pretende Gatita y los capítulos se suceden ante el pasmo del respetable. Lo peor de todo es que uno intuye que gran parte de lo que se nos cuenta quiere ser comedia, pero lo único que se consigue es dejar patente lo diferente que es el sentido del humor de Jordan y el del resto del sistema solar.

Si la historia es errática de por sí, no ayuda el que los guionistas pretendan tocar todos los palos. Tenemos homosexualidad, travestismo, síndrome de down, IRA, brutalidad policial, prostitución, grupos musicales de gira, magos... Diga algo al azar y seguro que acierta.

Durante el interminable periplo del protagonista, desde Irlanda a Londres y vuelta a empezar, se van sucediendo encuentros con todos los actores irlandeses de la galaxia, creo que solo falta Gabriel Byrne. Todo el mundo ayuda al protagonista no se sabe muy bien por qué y pasamos a la siguiente casilla del juego de la oca. La película tiene un par de errores de bulto en la narración pero no merece la pena hacer más sangre de este batiburrillo de imágenes.


Lo único reseñable de semejante despropósito es la gran actuación del extraño Cillian Murphy que travestido tiene un inquietante parecido con Yola Berrocal, aunque con bastante menos pecho. Al final su esfuerzo es recompensado haciendo que el público se llegue a encariñar con su personaje, pero no tengo claro si es por él o es simplemente un caso de Síndrome de Estocolmo. Recomendada para planetas venidos a menos.

26 agosto 2006

La joven del agua

Escribir críticas me gusta cuando pasa una de las siguientes cosas: que me encante la película o que la deteste. Este no es el primer caso.

Tampoco el segundo, así que haré un esfuerzo. A ver... la detesto, me ha parecido horrenda sí, pero me es muy difícil hablar mal de Shyamalan porque adoro sus 4 películas anteriores. Soy fan. Y como tal, haré lo posible por no insultarlo.

La joven del agua es la historia de una extraña mujer que una noche aparece en la piscina de una urbanización y es descubierta por el conserje, Cleveland Heep(Paul Giamatti), un hombre triste que vive encerrado en su mundo a pesar de estar rodeado de gente.

La película, como las anteriores del director, indaga sobre temas recurrentes: la fé, la identidad, lo desconocido... pero esta vez lo hace sin ton ni son. La propuesta no se sostiene.

La joven del agua es un cuento y empieza como tal, unos dibujos nos enseñan la historia de las ninfas marinas. A partir de aquí el director, que ha puesto sus cartas sobre la mesa, puede hacer lo que le apetezca. Así que cuando la joven aparece en la piscina ya sabemos quien es. No hay suspense ni nada que ocultar. La cosa empieza a flojear cuando descubrimos que Cleveland no duda ni un segundo. No solo no lo duda, ni él ni nadie. Los personajes se entregan al asunto y todo se convierte en lineal.




El principal problema de esta película -mejor dicho el formal, porque del contenido hay mucho que decir- es el tema de la motivación de los personajes. No se sabe qué quieren, qué persiguen... y lo poco que se sabe, aburre. No se puede sostener una película si se deconoce el objetivo de los personajes.

Lo que le pase a la chica la verdad que nos importa un bledo, porque su personaje no existe... entonces ¿Qué sentido tiene un cuento en que ninguno de sus protagonistas corren peligro?

La sutileza y el ocultamiento eficaz de información, dos bazas de sus anteriores películas, aquí brillan por su ausencia. Todo está subrayado. Para que no nos perdamos, una china nos va a contar exactamente todo lo que tenemos que saber. El cuento es transcrito por la hija de esta (doblada por una psicópata) que no escatima en detalles sobre el argumento con el que nos vamos a encontrar.

Además del tema de los personajes, hay un tema más preocupante a nivel narrativo: La película no encuentra el tono. No es terror pero quiere serlo y eso es mortal. Sobre este tema hay mucho que decir porque yo siempre he defendido que tanto El bosque como Señales eran puro cine de terror. Claro que esto da para un debate largo y cansino.

Pero el asunto formal es lo de menos si no fuera porque hay algo más grave aún y es el fondo de la película. Esta vez el director se pone a sus espaldas la mochila de mesías, y nos cuenta sin ruborizarse lo maravilloso que es su cine para el mundo, lo tremendos que son los críticos, lo complicado que es crear y nos regala unos cuantos guiños para que entendamos por qué la narración comercial es peor que la artística, que es la suya claro. Con un sentido del humor digno de un sociópata, Shyamalan convierte su película en la mayor muestra de onanismo de la historia del cine. Vamos, que a su lado Lars von trier, es un principiante.

De todos modos soy fan ¿eh? fan cabreada pero fan y tengo fé en él, tanta como me enseñaron sus películas.

23 agosto 2006

Pasado de vueltas

Esta es la segunda colaboración de Will Ferrell y Adam McKay. Los dos escriben el guión y luego el primero lo protagoniza mientras el otro dirige el invento. Además de sintonizar en el tipo de humor que gastan, les encantan los nombres largos para sus películas, luego llega el tío Paco con la rebaja y Anchorman: The legend of Ron Burgundy se queda en El reportero, mientras Talladega Nights: The ballad of Ricky Bobby se convierte en Pasado de vueltas.


Desde pequeño Ricky Bobby quiere correr. Con el paso de los años llega su oportunidad de ser una gran estrella y a partir ahí su vida dará muchas vueltas. La película se encuadra en el género de caída y auge aunque tiene alguna variación que se agradece.

Por la historia desfila toda la galería de estereotipos yanquis perfectamente odiables: patrioteros, incultos, paletos, homófobos, etc... Además no tiene ningún problema en reírse del American Way of Life y la meta de ser el número uno cueste lo cueste. Los europeos tampoco nos libramos de las chanzas sobre nuestro aire de superioridad sobre los americanos. Hay que reconocer que con mayor o menor gracia todo el mundo se va caliente a la cama.


Will Ferrell sale en casi todos los planos de la película secundado por John C. Reilly como su mejor amigo. Al igual que con Súper Nacho y Jack Black, el que odie a Ferrell no debería aparecer por las salas en que se proyecta la película. Después del desastre de Embrujada y su bochornoso cameo en De boda en boda el actor retoma un poco su estilo y se puede volver a disfrutar de sus gracias sin sentir vergüenza ajena.

La película prescinde de los cameos habituales de la pandilla, es decir, Steve Carell, Owen Wilson, Ben Stiller, etc... Parece ser que John C. Reilly se decidió por Pasado de vueltas en lugar de Manderlay. Si los rodajes de Lars Von Trier son tan plomizos como los resultados no me extraña la elección.

Quitando algún bajón la película mantiene un buen ritmo y las risas son constantes. Mención especial para el padre de Ricky Bobby con sus enseñanzas sobre la vida y la conducción. Las carreras cumplen su función con algún plano interesante aquí o allá, aunque alguna se hace un poco larga, supongo que para contentar a los fans de la NASCAR.

Recomendada para los que conducen con un pigüino con una ballesta.

22 agosto 2006

Súper Nacho

Nacho ha crecido en un monasterio y su trabajo allí consiste en cocinar. Pero su gran sueño desde pequeño es ser una estrella de la lucha libre para que todo el mundo le quiera. Por supuesto el camino a la fama está lleno de escollos que nuestro héroe deberá ir superando.


Tras este argumento tenemos una típica historia de superación personal pero adaptada al entorno freak de Jared Hess, que saltó a la fama tras la marciana Napoleon Dynamite. Junto a Hess y su mujer, el trío de guionistas lo cierra Mike White, autor de la simpática Escuela de rock. Con estos antecedentes uno debería frotarse las manos pero el resultado está algo lejos de ser perfecto.

El principal problema es la irregularidad del ritmo de la película. Se alternan momento hilarantes con varios tiempos muertos que no van a ninguna parte. Por otro lado no terminan de explotarse las posibilidades cómicas de todo lo que se plantea. Nacho es un torpe pero no hay demasiadas meteduras de pata en la historia. Por la fase de entrenamiento se pasa de puntillas con un encadenado musical y en su romance tampoco se profundiza demasiado. Todo esto te deja con ganas de más en lugar de saciado.

Dónde sí se pone toda la carne en el asador es en las peleas de lucha libre, allí Nacho y su peculiar escudero Esqueleto dan rienda suelta a sus capacidades cómicas. También hay que descatar todo la galería de rivales cada cuál más estrafalario que el anterior. Aunque a lo mejor alguno hubiese merecido algún rato más en pantalla.


Como la historia uno se la sabe más o menos de memoria toda la película recae en las espaldas de Jack Black, un tipo que es muy difícil que no te arranque una sonrisa. Los que no lo le soporten no deberían entrar en la sala bajo ningún concepto.

A diferencia de Napoleon Dynamite en esta película el humor es menos absurdo y en algún momento bastante escatológico. Si uno quiere pasar un rato distraído y reírse una cuantas veces con un fraile luchador está es su película. Recomendada para enmascarados de plata.

17 agosto 2006

Poseidón

Todos los géneros tienen un ABC que nadie se suele saltar. En el de catástrofes se presentan durante un rato largo los personajes, para crear empatía en el espectador, llega la tragedia y a partir de ahí sálvese quien pueda. Como los repartos suelen ser largos la primera parte suele alargarse para que todos los actores puedan desarrollar sus personajes. Pero no hay que llamarse a engaño, todos los personajes son arquetipos de cartón piedra y en vez de morir por el hacha del Jason de turno será la madre naturaleza, la madre tecnología o la megalomanía humana la que se los cepillará.

En Poseidón se saltan la primera parte y a los diez minutos tenemos el barco boca abajo. Así que si la cola de los nachos es larga dése prisa que se pierde la publicitada ola gigante. Gracias a dios no hay explicaciones del origen ni nada parecido. Llega la ola y vamos al sálvase quien pueda que es por lo que uno ha pagado.

Wolgand Petersen, que se ha leído el guión, sabe que de donde no hay no se puede sacar, pero por lo menos no escatima en truculencias y huye del montaje de videoclip para que nos deleitemos en la muerte de los secundarios. Básicamente hay dos tipos de escenas, las de muerte en que el protagonista va primero y sabemos que el último la va a palmar y las de mucho suspense en las que el prota va el último y todos se salvan. Por el camino se puede aguantar la respiración junto a los protagonistas para ver si nosotros nos salvaríamos. Yo lo hago siempre y sé que no soy el único.

Hay varias frases graciosas en el guión, lo que no se es cuáles son a propósito y cuáles involuntarias. Me quedo con una de Dreyfuss: "este barco no está diseñado para flotar boca abajo", no hace falta ir a estudiar a Salamanca para sospecharlo pero está bien que alguien lo recuerde.

A pesar de todo y gracias a sus escasos 100 minutos uno se pasa el rato distraído y un par de escenas merecen la pena. La película se ha estrellado en USA por uno de esos misterios de la taquilla y porque recuperar 160 millones de dólares tiene su aquél. Lo cierto es que no es ni mucho mejor ni mucho peor que la media del género.

En el reparto encontramos a Josh Lucas de estrella junto a los decadentes Kurt Russell y Richard Dreyfuss (que tiene la mejor escena de la función). Se completa el plantel con varias caras conocidas de la pequeña pantalla como Kevin Dillon, Mia Maestro o Freddy Rodriguez. También está por allí Emmy Rossum que va camino de convertirse en el George Kennedy de principio de siglo, ¡no se pierde una tragedia! Recomendada para los que hacen aguadillas.

14 agosto 2006

Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto

Las películas de piratas parecían veneno para la taquilla, si no que se lo digan a Polanski y sus Piratas o a Renny Harlin y su Isla de las Cabezas Cortadas. Sin embargo, hace tres años Piratas del Caribe reventó las taquillas de manera sorprendente (al menos para mí). Teniendo en cuenta que el origen de la película era simplemente la atracción de Disneylandia la cosa no parecía muy prometedora. Pero, como más vale caer en gracia que ser gracioso, la película aterrizó en el momento justo y triunfó.

El mismo equipo al completo vuelve a las andadas y la cosa no funciona. La culpa de todo está en un guión que es simplemente demencial. Supongo que la primera versión durararía 30 minutos y empezaron a meter paja hasta llegar a unas dos horas y media que son excesivas. El tono aventurero y jocoso de la primera se queda en barullo y alboroto. Todos corren de acá para allá como pollos sin cabeza, lo único que importa es ir muy rápido para ver si nadie se da cuenta de que realmente no se llega a ningún sitio.

Cuando llevamos unos 45 minutos todavía no ha pasado nada reseñable y lo peor de todo es que si se para la película y se pregunta al público "de que va" no creo que nadie fuera capaz de contestar algo coherente. La película va teniendo algún acierto aquí y allá, como el mono inmortal, pero es bastante aburrida en líneas generales. Mientras pasan las imágenes uno puede ver como se va copiando, con más o menos descaro, la mítica saga de ordenador Monkey Island, regada con unos detalles aquí y allá de El imperio contraataca.

Al final, como no podía ser menos, la película se acaba de una vez pero no la historia. En ese momento nos damos cuenta de que hemos presenciado un trailer de más de dos horas para la tercera entrega que llega el verano que viene.

Los actores están igual de bien o de mal que en la primera entrega y poco más hay que decir sobre ellos. Depp sigue resaltando el amaneramiento de Jack Sparrow, Bloom pasea su sosería (aunque le vi algo mejor que de costumbre) y Keira vuelve a los morritos marca de la casa. El pirata Davy Jones es un gran personaje al que no se le saca jugo y queda aprisionado en un argumento que no va a ninguna parte.

En el lado de la producción está claro que el maquillaje, efectos, etc... son de primera categoría. El que disfrute con esas cosas por sí mismas puede que disfrute algo más. Yo destacaría el maquillaje de las bocas de los actores, no dejan un diente sin sarro y suciedad. Película recomendada para higienistas dentales.

11 agosto 2006

Bandidas

La verdad es que para mucha gente es muy fácil poner a parir una película como Bandidas. Espero no equivocarme.

Cuando uno ve que la película viene avalada por la producción y la pluma de Luc Besson ya sabe que debe salir huyendo a toda velocidad. Es cierto que un par de veces se ha equivocado y le ha salido algo medio decente. Esta no es una de esas veces. La película está dirigida mano a mano por dos desconocidos que no creo que se vayan a dar a conocer demasiado, aunque siempre le pueden echar las culpas al otro en las entrevistas para futuros trabajos.

El reclamo es ver juntas a Salma Hayek y Penélope Cruz correteando por el oeste. La excusa es que un malvado banco yanqui se está quedando con las tierras de los pobres mejicanos y las dos chicas (una rica y una pobre) se alzarán como defensoras de los latinos frente a los malos malosos. Entonces se convierten en Bandidas, nada que El Zorro no haya hecho antes. Supongo que usar como título Las Zorras hubiese dado lugar a malentendidos pero a lo mejor la taquilla hubiese engordado más.

En la película aparece el simpático Steve Zahn que se deja besar una y otra vez por las dos protagonistas y hace de una especie de Grissom del sigo XIX (¿?). También pasaba por allí Sam Shepard que le debía dinero a alguien.

Algunas veces un malo interesante puede salvar la función pero resulta que el malo es un grasiento pistolero sin ningún tipo de atractivo. Así que poco a poco se van difuninando las mínimas expectativas de entretenimiento que podían quedar en el espectador.

La película es una "comedia" de acción. Algo que se usa mucho cuando lo que has escrito no es gracioso y como película de acción es más previsible que el alfabeto. A parte de las referencias a CSI, también las hay a Mission: Impossible y seguramente habrá más que se me escaparon durante los ratos de sopor que me produjo la película. En su favor hay que decir que dura apenas 90 minutos.

No tengo muy claro quien es público de esta película, los de la fila de los mancos quedarán decepcionados porque no enseñan mucho las cachas, los niños se aburrirán con dos tipas discutiendo sobre ropa y los amantes del western no se acercarán a menos de cien metros de la sala.

En resumen un bodrio se mire por donde se mire. Algunas películas así llegan a un punto "so bad is good" que las redime, Bandidas no lo logra ni por asomo. Recomendada para una tarde de siesta.

02 agosto 2006

Domino

A ver cómo lo digo... Adoro a Tony Scott. Pero no es una excusa, no es una manera de justificar que me guste una película como ésta. Para nada. Es un hecho. Me gusta su propuesta, los guiones que elige, lo que rueda, cómo lo rueda y la música que le pone. Me lo imagino pendiente de cada detalle del maquillaje de cada una de sus actrices, porque medio centímetro de ojo ocupará 15 metros de pantalla. Me imagino a un tío que se lo pasa pipa rodando sus películas porque eso es lo que me transmite desde el primer plano hasta el último y miren que son planos.

Antes de seguir tengo que hacer una aclaración para que no se me catalogue de cinéfila bacaladera, que los veo venir. Detesto el estilo Lock&Stock, en todas sus vertientes. Odio que el estilo del director se note por encima de la historia siempre, sin excepción. Siento aberración por Michael Bay y por Luhrman, y a veces, aunque pocas -y salvando las distancias- por Michael Mann. Bien, aclarado este punto, vamos con Domino.


Domino cuenta la historia real de Domino Harvey, hija de un famoso actor y de una cotizada modelo, una chica con una vida llena de privilegios que se revela y lo deja todo para dedicarse a vivir al límite ejerciendo la extraña profesión de cazarecompensas.

La cosa es que casi todas las situaciones de la película son inventadas por Richard Kelly (guionista de Donnie Darko) y digamos que pasa totalmente del biopic convirtiendo al personaje en una superheroína pasada de vueltas a través de un guión sórdido y muy acertadamente, irracional.

Casi todos las críticas que he leído hablan muy mal del guión, lo tildan de ridículo, de embarullado y sobre todo, de críptico. Por lo visto les molesta que para contar esta historia el guionista haya metido a varios personajes dentro de un reality show, a otro en un programa de entrevistas estilo el Diario de Patricia... y eso me da qué pensar, porque haciendo lo mismo, a Pedro Alomdóvar le dan las 5 estrellas. Si a mi hace años me dan este guion a leer, yo, sin pensarlo dos veces digo: esto lo ha escrito Almodóvar fijo (claro que en ese caso Latifa sería transexual).

Sobre la obsesión de Tony Scott por llenar de fuegos artificiales la pantalla con sus cambios de color, sus planificaciones epilépticas, qué se puede decir... Si digo que la detesto mentiría. Me lo paso PIPA. Me encanta, y disfruto como una niña con barbie nueva cada vez que a uno le vuelan la cabeza, qué le voy a hacer. Ver a una Patricia Arquette o a una Kiera Kinghtley pegando tiros a unos hijos de puta hasta vaciar el cargador me vuelve loca. Será que soy rara... no sé. Es como con Tom Jones, es una horterada, pero qué bien sienta escucharlo. Tony Scott es el hortera del cine negro. Es el rey del cine negro basura.

Lo que yo pienso es lo siguiente... si todos esos críticos o blogueros que han puesto a parir esta peli saben como es este director, porque se le ve venir... si sabiendo de qué va el percal compran la entrada, o se bajan la película... eso es que LES VA LA MARCHA. Y que no me digan otra cosa porque no les voy a creer.